📜 El rompecabezas de la muerte en Rosario (Parte 1) – Por Ricardo Marconi*
Una provincia inundada de homicidios, crímenes de lesa humanidad, corruptelas de todo tipo y pelaje, robos de guante blanco, estafas, guerras intestinas en los sistemas de seguridad, inteligencia interna realizada por bandas articuladas entre militares y civiles, violencia política descarnada desde el principio de los tiempos y el manejo del miedo, entre otras lindezas, será el trasfondo de una historia que comenzaremos a desenrollar en las páginas que siguen.
El trabajo de investigación pretende ahondar en el rompecabezas de la violencia social y política de la ciudad de Rosario y la mixtura de temas que la misma comprende, a partir de la decisión de fundar Santa Fe por parte de Juan de Garay.
La vastedad de hechos históricos-políticos-sociales-económicos y sus derivaciones, obligaron a quien esto escribe a subdividir la historia en varias partes para su mejor enunciación, ya que el lapso implica el detallado análisis de los actos públicos y privados, en algunos casos secretos, de más de un centenar de funcionarios de manera directa, así como de centenares de forma indirecta.
La investigación alcanza también, por cierto, a numerosos civiles y militares que protagonizaron circunstancialmente actos fácticos por el progreso de la referida provincia, así como de los que sembraron dicho territorio de furia, virulencia, terror, torturas y muerte.
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La especie humana, quizás desde que existe, viene manifestando que deplora la violencia y ha instrumentado toda suerte de metodologías para contener sus peores estallidos y consecuencias, llegando en muchos casos a la apoteosis de la perversidad.
Un ejemplo de ello fue la tortura de niños, el aniquilamiento sistémico de dirigentes gremiales que pensaban distinto, el espionaje de profesores universitarios dedicados a despertar conciencia entre las nuevas generaciones de argentinos, psicólogos, homosexuales y judíos. Sin embargo, paralelamente, la aceptó como algo inherente a su naturaleza humana.
El deseo de matar –y mantener relaciones sexuales- ha sido admitido por sus congéneres como algo inevitable entre los seres humanos, siendo la variable de ajuste el hallar el modo de utilizar o contener la tendencia mortal, de acuerdo a dichas necesidades.
Tras centenares de años transcurridos, los humanos encontraron una justificación para sembrar la expiración de sus pares: La violencia al servicio de causas legítimas y provechosas como la religión y la defensa nacional. En ese sentido, la historia del mundo está llena de ejemplos y la ciudad de Rosario no escapa al común denominador.
Se arguyó que necesitábamos severos códigos religiosos y éticos, con respaldo de la autoridad de turno y que ésta última podía apelar a la fuerza para asegurar su legítimo uso. Este punto de vista "medieval" acepta una parte "bestial" en el hombre que, por ello, se hermana con el resto de los animales. No obstante, difiere de éstos por su capacidad de manipular su animalidad y ponerla al servicio de sus símbolos.
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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política
Foto Rosario en el recuerdo: La calle Corrientes vista desde su cruce con Santa Fe hacia el sur. Circa 1926
Viene de acá: Introducción
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